viernes, 31 de mayo de 2013

+ La cena

En la exposición que tuvo lugar el verano de 2011 en el Thyssen dedicada a la obra del pintor Antonio López podía verse un óleo titulado “La cena”. En él aparece una mujer con su hija sentadas en una mesa de comedor sobre la cual están desparramados platos y restos de comida. El ambiente de la sala es oscuro y sobre esos tonos sombríos aparecen los ojos de la niña que se clavan en nosotros, intrusos de este momento cotidiano y trivial. La madre come mirando al vacío, ensimismada en sus problemas. Las viandas a medio tomar sugieren un bodegón clásico en el que el pintor ha disfrutado de sus manjares antes de pintarlos.

Aparte de la maestría con que la obra está hecha, se podía contemplar en la exposición un dibujo preparatorio de la misma. Era un collage de varios trabajos realizados en papel vegetal con lápiz y pintura al óleo y montados sobre cartón pluma. Como podéis comprobar si consultáis el catálogo de la exposición, ambas obras, el dibujo y la pintura, indican como fecha de composición los años 1971-1980. Antonio López ha hecho siempre gala de tardar mucho tiempo para cada uno de sus trabajos. En este caso 9 años de elaboración.

El dibujo es espléndido. Las líneas que representan los objetos de la mesa son duras y contrastadas para dar la sensación de cercanía. A medida que nos alejamos en el espacio ficticio el lápiz se hace cada vez más suave hasta llegar a la pared del fondo donde apenas se aprecian los trazos. La niña, que está a mitad de camino, transita desde la intensidad de su mano al medio tono de la barbilla y a la finura del pelo. Además, para destacarla sobre todo lo demás está sombreada, único objeto con claroscuro de toda la obra, nuestros ojos no pueden dejar de notar esta diferencia. Así, su cara adquiere verismo. Nos está mirando. Todo lo demás son abstracciones de una realidad convertida en contorno. El collage de papel vegetal le da vaporosidad y aumenta las sutilezas de los tonos del papel. En primer plano un huevo duro pintado al óleo señala el punto mas cercano al observador, como si saltara de la realidad al interior del cuadro y marcara el punto de entrada al ojo del espectador.

Cuando estuve este febrero en ArtMadrid pude contemplar un fragmento del dibujo, exactamente igual que el original, fechado en 2013. Era un grabado del pedazo más atractivo del dibujo original y lo reproduce literalmente (técnicamente indicaba “fotopolímeros y estampado con plantillas y aerógrafo a siete colores, 76 ejemplares más 10 pruebas de autor, firmados y numerados). Una forma útil de colmar la demanda de obras del premio Príncipe de Asturias de las Artes sin tener que reducir los largos periodos de trabajo de los que el pintor de Tomelloso se enorgullece.






- Semana 37 - Carme


- Semana 37 - Julia


- Semana 37 - Aina


- Semana 37 - Amalia


- Semana 37 - Alejandra


- Semana 37 - Coloma C.


- Semana 37 - Mercè P.


- Semana 37 - Bel P.


- Semana 37 - Mercè A.


- Semana 37 - Bel S.


- Semana 37 - Sonia


- Semana 37 - Sofía


- Semana 37 - Maike


- Semana 37 - Joaquín


- Semana 37 - Élide


- Semana 37 - Pilar



- Semana 37 - Sebastiana


- Semana 37 - Juanjo


- Semana 37 - Coloma M.


- Semana 37 - Pep


viernes, 24 de mayo de 2013

+ Papel encapsulado

Una de las razones por las que os recomiendo visitar exposiciones es debido a que el trabajo de los demás es siempre inspirador. Sintonizamos con otras formas de expresarse, de utilizar los materiales, de presentar los resultados. Muchas veces no empalizamos con el autor, pero eso también nos ayuda a elaborar nuestro juicio artístico, como un buen catador de vinos, que ha tenido que saborear muchos caldos para empezar a distinguir los aromas y calidades particulares y desarrollar su paladar.

Hace unos meses visité una exposición que estaba realizada toda sobre papel. El trabajo me gustó especialmente pero lo que más me llamó la atención fue la forma de presentarlo. De hecho estaba tan excitado tomando fotos de los detalles del montaje que me olvidé anotar el nombre del autor, “mea culpa”. Tradicionalmente, el papel se había reservado para los bocetos preparatorios, que a menudo eran desechados una vez la obra final tomaba forma. Sin embargo este soporte goza cada vez de más popularidad por diversas razones. Una muy importante es que ocupa poco espacio de almacenamiento y hoy en día, en los reducidos pisos en que vivimos, guardar la obra empieza a ser un problema para los artistas. Además, se presenta en múltiples texturas, permite hacer endidos y surcos, es la base natural para los collages, fácilmente modificamos su formato al cortar un lado o varios…

Pero el papel tiene un gran inconveniente, y es la presentación. No deja de ser un soporte humilde, que necesita un acompañamiento para que luzca en todo su valor. Las pinturas que os presento hoy están protegidas por metacrilato. El montaje es muy elegante y sencillo. Las obras adquieren un brillo difuso, matizado. La pureza del papel se preserva en toda su sencillez. Parece que queda suspendido en el espacio, levitando dentro de una urna apenas visible.

Como dice el refrán, aunque la mona se vista de seda… Por muy elaborada que sea la presentación, no basta por sí sola para dar validez a la obra. No es el caso que hoy nos acompaña. Los trabajos están muy conseguidos. Texturas matizadas y superpuestas, colores bien armonizados, líneas seguras, rasgadas, acompañando planos de color, un universo simbólico estudiado y personal. Un trabajo de lujo preservado por un soporte ingenioso y actual, como la obra se merece.

Ah! Un consejo: si trabajáis sobre papel y encargáis montajes o marcos acristalados para presentarlo, no se os olvide exigir que se puedan abrir de nuevo para cambiar las pinturas que contienen. Así los podréis reciclar teniendo el cuidado de trabajar en soportes cuyas medidas se adapten a los montajes que ya tenéis comprados.








+ El arte de los niños

Esta tarde, a partir de las 19.30 horas, inaugura en la Galería El Temple nuestra compañera del Taller Quart Creixent Aina Morell. La exposición se titula “El arte de los niños” y como el lema indica toma la infancia, su inocencia y vitalidad, como motivo inspirador. Estáis todos invitados.



- Semana 36 - Anne Sofie



- Semana 36 - Coloma M.


- Semana 36 - Montse


- Semana 36 - Bel P.


- Semana 36 - Julia


- Semana 36 - Bel S.


- Semana 36 - Amalia


- Semana 36 - Élide


- Semana 36 - Mercè A.


- Semana 36 - Maike


- Semana 36 - Coloma C.


viernes, 17 de mayo de 2013

+ El hombre descarnado


El pasado 13 de abril se inauguró en el museo “Es Baluard” una exposición de escultura del artista Llorenç Ginard.  Este artista mallorquín nacido en Manacor en el año 1935 formó parte de algunos de los movimientos artísticos más interesantes que tuvieron lugar en la Isla en los años 60 y 70 como el “Grup Drac” y el “Grup del dimecres”. Es una muestra retrospectiva que va desde sus años de academia, pasando por sus primeras incursiones experimentales en continuidad con alguna de las vanguardias artísticas del momento, hasta llegar a su lenguaje más maduro y propio.

La obra que podemos ver es mayoritariamente figura humana, aunque también hay algún espacio dedicado a formas de caballos e incluso arañas. Y especialmente  centrado en la figura femenina. La mujer es la protagonista de la muestra. Una modelo vista desde los ojos del escultor. Torsos, bustos en diferentes poses, esculturas sentadas, reclinadas, muchas de pié con los brazos en alto. Los materiales utilizados son diversos pero el efecto del conjunto tiene mucha unidad de estilo.

Cuán lejos están las figuras de Ginard de aquellos atletas griegos de cuerpos esbeltos y viriles, de aquellas venus de curvas sensuales y finos acabados. Estas imágenes aparecen hoy continuamente en la publicidad. Nos vemos bombardeados por el arquetipo griego de belleza nada más abrir el periódico, encender la televisión, ver pasar un autobús. Escotes de chicas despanpanantes nos aseguran el placer en compañía de ese modelo de coche o de aquel perfume. Efebos fibrados y depilados nos recomiendan esta marca de champú o aquellas maquinillas de afeitar.

Es llamativo que mientras a todas horas los anuncios nos hablan de este ideal de belleza, el arte haya renegado de él. Las esculturas de Ginard parecen surgir heridas de una guerra nuclear. La carne hecha girones, los pechos deformados, las poses torturadas. Los brazos en alto parecen clamar a un Dios que ha dado la espalda y ya no escucha. No hay contacto físico y el sexo es desesperación. Es el hombre de hoy, perdido y sin rumbo. La publicidad nos muestra su fachada de cartón piedra, falsa y maquillada. El arte nos muestra su espíritu, descarnado, a la búsqueda de sentido y aturdido por el prozac. Aún así, yo apuesto por este hombre, el que ha sabido ver su pequeñez ante la inmensidad de un cielo con millones y millones de estrellas.









- Semana 35 - Coloma C.


- Semana 35 - Andreu


- Semana 35 - Mercè A.