viernes, 6 de mayo de 2016

+ Sinestesia +

Según la wikipedia, sinestesia  en neurofisiología se define como “la asimilación conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada”. Éste es el caso de Jeremy Sicile-Kira. Este joven estadounidense es autista no verbal, es decir, no puede comunicarse mediante el habla, y debe utilizar mecanografía para poder hacerlo. Además, en su percepción experimenta sinestesia, lo que provoca en su caso que las sensaciones van acompañadas de múltiples colores. Él ve las palabras y emociones de la gente de color. En agosto del 2012 empezó a expresar su deseo de pintar estas visiones. Desde entonces ha materializado sus experiencias sobre el aura que percibe de las personas, principalmente sus seres queridos, en trabajos de una vivacidad extraordinaria.

Las creaciones de Sicile-Kira (www.jeremysvision.com) son de gran calidad por varios motivos, que muchas veces reflexionamos en el taller. Sabe combinar los colores de una forma armónica e inesperada, equilibrando primarios con terciarios para que las obras sean vívidas pero no estridentes. Tiene gran frescura y seguridad en el trazo, que modula en diferentes gruesos y direcciones para crear tensión y evitar repeticiones tediosas. Además saber trabajar capa sobre capa, respetando parte del trabajo ya realizado pero con la libertad suficiente para cubrirlo, advirtiendo que es el rastro que queda debajo lo que le da profundidad y misterio al cuadro. Y, por último, el valor de su obra nace de lo que representa. Porque Sicile-Kira está hablando de alguien concreto, su personalidad, vivencia interior, su aura. Hemos estado reflexionando varias semanas sobre el retrato, pero siempre desde un punto de vista formal, del parecido o recuerdo físico. Aquí vamos directos al alma, de forma radical. ¿Cómo imaginamos nuestra aura en color, y la de nuestra pareja, nuestros hijos, amigos? Más aún, ¿cómo imaginan ellos la nuestra? Preguntémosles.









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