viernes, 10 de febrero de 2017

+ Saliendo del muro +

Llevamos unos días hablando de escultura, y porqué no seguir con el tema. Si la semana pasada vimos unos volúmenes conseguidos con objetos de plástico, y quan efímera era la vida de este componente, hoy nos vamos a las antípodas. El bronce es el rey dentro de la nobleza de los materiales de la escultura. Es una disolución sólida de cobre y estaño en la que el primero constituye su base y el segundo aparece en una proporción del 3 al 20 %, aunque puede incluir otros metales. Fue la primera aleación de importancia obtenida por el hombre y durante milenios sirvió de base para la fabricación de armas y utensilios. Muchos escultores eligen el bronce porque mantiene los detalles finos de la superficie, y se encoge cuando se enfría, facilitando removerlo de los moldes necesarios para componer el objeto definitivo. Pese al gran aprecio que le rinden los artistas, tiene alguna desventaja, como son su elevado precio y la pobre resistencia a algunos componentes ácidos, muy presentes en las urbes contaminadas de hoy en día.

Matteo Pugliese (matteopugliese.com) lo emplea como material base para sus figuras. Esto les confiere una elegancia y monumentalidad indiscutibles. Artista autodidacta, nació en Milán en 1969. Es un gran amante de los cómics y la ciencia ficción, y esto se refleja en sus creaciones. Con un tratamiento que entronca con la escultura clásica, Pugliese las moldea en posturas propias de un cómic. Sus personajes emergen de los muros blancos, o se cobijan en ellos. Están suspendidos a pesar de ser de metal, como los superhéroes de los tebeos, fuertes como el acero pero gráciles como un paloma. Reflejan la concepción que tiene el hombre actual de sí mismo, buscando llegar a Marte, pero incapaz de poner un poco de paz a su alrededor, ni tampoco en su mente. Será por eso que sus rostros están tan serios.










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