viernes, 17 de enero de 2020

+ Convicción +


Aprovechando la fiestas de navidad estuve un día visitando las galerías de Palma, que son muchas y de gran calidad. Hacia el final de la ruta pasamos por la Horrach Moyá, antes de acabar tomando unas tapas (porque hay que estimular todos los sentidos, no sólo el de la vista). Allí encontré unas obras sorprendentes del artista Liu Wei. Creador chino nacido en Pekín en 1994, nos propone en Palma una obra pictórica utilizando óleo sobre lienzo. Según el texto explicativo que comparte la galería, Liu Wei ha hablado sobre su obra en muy pocas ocasiones, y en ellas asegura que no entiende la pintura como un medio para la expresión del artista, sino a la inversa, al artista como un medio (o un instrumento) para la expresión del material.

Así, los trabajos que desde lejos podían parecernos reminiscencias de la naturaleza, como bosques profundos y oscuras selvas, al acercarnos resultan ser puro gesto. Con la espátula cargada de materia pictórica, Lui Wei ha desplegado toda su energía creativa para cubrir la tela hasta el infinito. De cerca, el lienzo es un cúmulo de detalles que revelan el proceso y el empaste. De lejos, una incógnita por desvelar.

Comentábamos los amigos que habíamos salido de visita cómo lo más importante del trabajo pictórico es la convicción del que lo realiza. Nos imaginábamos en el taller haciendo esos empastes y gestos, y diciendo a los compañeros… “Hoy no me sale, no sé lo que estoy haciendo, no sé a donde voy, estoy sólo descargando energía, estoy bastante perdido…”. En cambio, la seguridad en el mérito de lo que el artista crea es lo que da valor a su trabajo, y consigue que al desarrollarse y expandirse se convierta en un discurso único y notable. Es cierto, somos enanos encima de las espaldas de gigantes, pero ser capaces de mirar hacia otro lado respecto a nuestros gigantes permite que sigamos construyendo hacia arriba.







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