viernes, 12 de junio de 2020

+ La nueva normalidad +

Estamos de nuevo aquí, encarando el último mes de taller antes del verano. Junio ya es tiempo de playa, sobre todo para nosotros que vivimos junto al mar. Por eso hoy acompaño el blog con las obras de Eduardo Query. Nacido en Chipiona, Cádiz, en 1984, estudió Grabado y Técnicas de Estampación en la Escuela de Arte de Cádiz, y posteriormente Bellas Artes en la Universidad de Málaga. Ha expuesto su trabajo en numerosas salas del territorio nacional, tanto individual como colectivamente. Sus cuadros son collages de diferentes maderas y otros elementos, combinadas con grafito. El artista en su trabajo integra los materiales con tanta naturalidad, que desde lejos parece que ves una pintura realizada mediante pincel. Pero, al acercarte, la veta de la madera y los tintes de las superficies revelan el ingenio del artista.

Query plasma con esta técnica tan especial los paisajes costeros del sur español, buscando sus momentos de silencio, de ausencia de público. Porque, en sus propias palabras, quiere transmitir una serenidad que sea sanadora. Por eso refleja “lugares apacibles donde tener todo lo que necesitas, lo que amas y lo que te gustaría ver cada día cerca de ti”.

Yo pensé que esta sería la “nueva normalidad” de la que tanto hablan. Playas con muy poca gente, porque los millones de turistas que pisan cada año nuestra tierra de momento no han llegado, y quién sabe si lo harán. Pero después hablas con uno y con otro, lees el periódico, y resulta que las zonas vírgenes de la isla están abarrotadas. Tan llenas de gente que algunas se han tenido que cerrar ¿Cómo es eso posible? Resulta que a todos los mallorquines se les ha ocurrido la misma idea: disfrutar de las playas idílicas de nuestra costa y que hace años no visitan por estar llenas de gente. Cala Mondragó, Es Trenc, Cala Varques, Cala Agulla… Y para allá que se han ido todos en tropel. Tantos a la vez que no caben. Yo estuve este domingo en la playa del Puerto de Pollença, justo al acabar el muelle, delante de toda la muralla de hoteles. Allí no había nadie. Nos bañamos prácticamente solos. Todos los hoteles cerrados. Los bares cerrados. Los restaurantes cerrados. Sólo había un souvenir abierto, que seguramente lo único que vendió durante el día fue el helado prefabricado que le compramos. Eso sí, el agua limpia y cristalina pues no había bañistas, ni lanchas surcando el mar. Luego un socorrista que había a lo lejos nos recomendó utilizar sandalias de plástico para entrar en el agua. Porque tanto silencio y tranquilidad durante meses había provocado que el “pez araña”, común en nuestros mares y de una picadura muy dolorosa, hubiera perdido el miedo de nadar incluso en la orilla de la playa. Varios bañistas habían probado el impacto de su aguijón.

Así que ya lo sabéis. En la “nueva normalidad” las playas que refleja Eduardo Query siguen saturadas de gente. Y las que tienen una muralla de hoteles detrás están limpias y vacías. Mientras, la gente se baña con sandalias de plástico, por lo que pudiera ser…










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