viernes, 6 de noviembre de 2020

+ Manos +

 Dentro de la biblioteca del taller hay un apartado de libros de dibujo. No son libros del tipo “Aprender a dibujar en dos semanas” o “Cómo dibujar caras con círculos”. Son libros de los grandes maestros. No es fácil conseguir este tipo de libros. Porque de los artistas antiguos no se conservaron (hay excepciones, como Leonardo). O porque lo que abunda son catálogos de pintura, y los dibujos siempre quedan relegados a la anécdota. Por eso le tengo tanto aprecio a estos libros, no ha sido fácil conseguirlos. Hay catálogos sobre dibujos de Rafael o Leonardo, Matisse, Picasso, Bonnard, Schiele, Klimt, Freud, Giacometti… Estos volúmenes nos acercan a la idea primera, al artista en su intimidad, al juego, a la mano en estado puro. El dibujo es principio de todo, es el artista en su esencia.

Recientemente he añadido otro título a la estantería. Pero esta vez no es de pintores, sino de un escultor: Chillida. Estoy enamorado de las manos de Chillida. Su línea es monótona, pura, sencilla. Es la forma de trabajar más difícil, porque la monotonía no apasiona. Pero Chillida compone los dedos de una forma tan poco ortodoxa que las formas cobran vida. Las manos se abren, descomponen, ahuecan. Unos pocos trazos se convierten en puños que luchan, en dedos que cuentan, o acarician, en manos que acogen. A veces con tan poco se puede sugerir mucho. Y es esa salida de tono, esa pequeña ruptura con lo que debería ser, lo que hace nacer el interés. Qué difícil es romper sin destruir, deformar sin asustar, al contrario, embelleciendo. Si no me comprendéis, probarlo. Intentar sacar cualquier parte del cuerpo humano de sus esquemas sin que parezca deforme, repulsiva. Qué va, las manos de Chillida son deseables, conviviríamos junto a ellas sin el más mínimo desagrado.

Algunos no me entienden cuando no soy tan exigente con la precisión de la forma. Si esto es una academia, ¿porqué no se exige más en la adecuación al original?¿No tiene más valor un planteamiento fotográfico, una perspectiva que siga las reglas al pie de la letra? Las manos de Chillida son mi respuesta.









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