viernes, 17 de noviembre de 2023

+ Deportes con respeto +

Los días vuelan, y ya estoy de regreso. El viaje a la India ha sido emocionante, pues allí todo sigue otra lógica y nuestras convenciones no sirven. En la Fundación Vicente Ferrer, en Anantapur, hemos trabajado duro, y con la ayuda de otros compañeros pudimos acabar el mural del Sport Campus. En las fotos veréis cómo están mezclados deportistas, animales y plantas de la India.

El planteamiento era reflejar los juegos que tenían lugar en el campus, representando tanto chicos como chicas, y también jóvenes con discapacidad que allí practican el tenis, con el apoyo de la Fundación Rafa Nadal. Además pintamos el deporte rey de este país, el cricket, y también hockey, kabbadi, fútbol, tiro con arco y judo.

Es cierto que la base del deporte es la competitividad. Y eso es bueno, pues nos pone objetivos más allá de nuestras posibilidades actuales, nos obliga a mejorar, a tener disciplina, entrenar, luchar, imaginarnos capaces de grandes posibilidades, trabajar en equipo y colaborar para conseguir elevadas metas, nuevos triunfos.

Pero el deporte competitivo, sin respeto, no nos permite progresar. Para empezar, el respeto a las reglas del juego es básico para disfrutar nosotros y el público. Pero también tenemos que respetar a los compañeros y sus limitaciones, contar con ellos. Además hay que respetar al árbitro, él es el que juzga nuestros errores. Y no menos importante es respetar al contrincante, pues su lucha es la nuestra, y sin respeto el juego es sucio y sólo degenera en violencia. Educar en el respeto es tan importante como enseñar a vencer al oponente, a ir más allá de nuestras capacidades. Es un valor que transforma toda nuestra existencia. Y nace del respeto primordial a nuestro entorno y a la vida que en él se desarrolla. Nadie desprecia a su familia, destruye su casa, ensucia su hogar. Pero sí lo hacemos con nuestro mundo y las criaturas que en él habitan.

A menudo he pensado que las plantas y los animales son símbolos de nosotros mismos. Hay plantas que crecen muy rápido, otras despacio. Unas dan fruto, otras están llenas de espinas. Unas tienen flores grandes y perfumadas y otras ni siguiera tienen flor. Hay animales inteligentes y otros molestos. Animales individualistas y otros gregarios. Animales cariñosos y otros peligrosos. Incluso nuestro lenguaje refleja esta idea: "Esta persona es un cardo", "vaya burro", "rápido como un lince", "tiene más memoria que un elefante"... Todo lo que nos rodea tiene un valor, ya sea aparentemente beneficioso o perjudicial para nosotros, pues por el mero hecho de existir, de enriquecer nuestro mundo, compartir nuestro hogar, lo hace merecedor de respeto. Por eso hemos pintado deportistas y plantas y animales, todos en armonía, juntos en un juego creativo y sorprendente, el juego mismo de la vida.



























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