viernes, 26 de junio de 2015

+ A la Polinesia me voy +





Todos sabéis porqué el taller es un lugar tan sugerente. Tenemos nuestra fuente de ideas a la vuelta de la esquina, presidiendo el vergel de la casa, con los brazos en alto en señal de ofrenda. Ah! Pero el calor se plantó en el jardín, espantando la inspiración, y ahora nuestras manos pierden los pinceles que resbalan por el sudor. Nuestra querida musa, la que nos ilumina y acompaña, cogió los bártulos y se marchó con la música a otra parte.

Este año no fue a una playa virgen de Menorca o del Caribe, no. A la Polinesia de Gauguin se ha marchado, la muy pilla. Porque las musas son mágicas, no como nosotros, pobres mortales, y van donde les viene en gana. Me dijo que el año pasado se bronceó mucho pero le faltaba compañía de su altura. Los marineros sólo quieren juerga y los turistas están empanados. El paisaje, por precioso que sea, no puede compararse con una conversación de altura. Y aquí la tenéis, junto a la Diosa Naturaleza que tanto sorprendió al pintor galo. Además de un panorama estupendo y una playa de blanca arena en la que retozar y bañarse, tiene a unas solícitas indígenas que le sirven fruta para desayunar todas las mañanas. La Diosa es una vieja amiga de nuestra musa, que visitaba a menudo estas tierras para que a Gauguin le salieran atinados los colores. Gracias a nuestra querida amiga ahora sus cuadros lucen en los mejores museos del mundo. Con la Diosa podrá conversar y matar el tedio de las largas tardes de verano… Que si la musa de la poesía ha tenido que ir al terapeuta porque padece dislexia. Que si la musa del teatro, sí, esa lianta y embustera, se ha quedado afónica. Que si la musa de la escultura, tan estirada ella, está embarazada de cuatro meses de aquel artista tan apasionado por sus curvas… Cosas de musas que tal vez nosotros, humildes humanos, no podamos entender.

Y nosotros sin ella, ¿qué haremos? Tomar las de Villadiego, quiero decir, a tomar el fresco a otro lado. Eso sí, con el bloc de dibujo bien cerca, no sea que nos de el arrebato y no tengamos soporte para inmortalizar el momento. Los calores pasarán, como todo en este fugaz siglo, y nuestra musa nos echará de menos y volverá de nuevo con su luz y su estímulo. Pero eso será dentro de poco, dejemos que el verano nos depare todas sus sorpresas. Feliz descanso!

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