viernes, 11 de diciembre de 2015

+ Alma tejida en la ropa +

Hubo un tiempo en que había poca ropa. La gente corriente tenía unas pocas mudas de diario y otra más elegante para los domingos. Se estrenaba una prenda nueva en primavera y era una verdadera fiesta. Había que comprar las telas por metros y acudir al sastre para confeccionar la chaqueta con su pantalón. Y las telas eran caras y de buena calidad, porque tenían que durar, soportar el desgaste del uso y del lavado. Así fue durante siglos. Pero no hace tanto llegó el nilón y las telas sintéticas. Después el pret a porter, con las fábricas en Sir Lanka o Vietnam. Y nuestros armarios se inundaron de ropa que dura dos centrifugados. Y modas que nos obligan a cambiar el armario cada temporada. Las tiendas de telas fueron cerrando, como también las modistas. Y la máquina de coser se convirtió en un objeto decorativo, o un trasto más guardado al fondo del armario.

La ropa de épocas lejanas sigue teniendo una dignidad que aún nos inspira, hace volar nuestra imaginación. El espíritu de aquellos que lo llevaron quedó impregnado en sus hilos de grueso algodón. Así lo percibe Adam Fuss. Recientemente me regalaron un libro de este autor inglés, nacido en 1961. Hijo de madre australiana, viajó en repetidas ocasiones a este país y allí se inició en la fotografía, trabajando en la agencia Ogilvy & Mather. Más tarde se instaló en Nueva York, donde comenzó su faceta artística exponiendo en galerías de esta ciudad. Su obra reflexiona sobre los temas del paso del tiempo, lo efímero de la vida, el nacimiento y la muerte, el amor y la pérdida. Para ello ha retratado los más variopintos objetos y situaciones, siendo sus instantáneas más famosas las de bebés boca arriba en baños de agua poco profunda, donde el líquido va formando ondas a su alrededor.

De las diferentes colecciones que aparecen en el volumen he elegido estas cuatro imágenes de la serie “My Ghost" (Mi Fantasma), de 1999. En la primera aparece un vestido antiguo de bautismo de bebé, sobre fondo negro; las otras son negativos modificados de esta prenda y otra similar. Fuss no intenta manipular los objetos, sino sólo mostrar su misterio inherente, que logra sobre todo a través del proceso fotográfico. La tela que celebra el nacimiento en estas estampas y la mortaja del difunto se acercan, se identifican. La gran rueda de la vida gira y gira como una rueca, y el hilo con que se envuelve el cuerpo recuerda el hilo que teje la vida.







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