viernes, 12 de enero de 2018

+ Retratos para empezar +


Ya estamos aquí de nuevo, con un montón de ilusión y ganas de trabajar, que los descansos siempre ayudan a recargar pilas. Yo estuve unos días en la provincia de Almería. No para ver los invernaderos, sino para practicar senderismo. Aunque toda la fama de Sierra Nevada se la lleva Granada (los picos más altos están allí), también hay una parte del Parque Natural en Almería, que fuimos a patear con mi amiga Mar. No pensé ver exposiciones, porque íbamos a disfrutar del paisaje de montaña, pero el arte siempre sale al encuentro. En uno de los pueblos de la zona, donde estuvimos tomando unas tapas, descubrí una exposición permanente de fotografía al aire libre.

Se trata de Almócita, villa de casas blanqueadas y calles que siempre suben y bajan para sortear la pendiente. Allí, sobre sus encalados muros, encontré unas fotografías cuidadosamente enmarcadas, para poder soportar las inclemencias del tiempo. Los retratos mostraban a los vecinos del pueblo, en blanco y negro, con algún pequeño virado de color. Las posturas, las miradas, las sonrisas, estaban llenas de contenido, elegantemente tomadas, exquisitamente compuestas, con el cariño y la delicadeza de alguien que está hablando de su gente.

Esta muestra titulada “Almomuseum, Arte a pie de calle” fue premiada por el Área de Cultura de la Diputación de Almería. Y como ella misma explica en la descripción del proyecto: “Este recorrido fotográfico es fruto de distendidas y amenas charlas en las que se han recopilado anécdotas, refranes y canciones que nos permiten imaginarnos cómo era la Almócita de antaño, su día a día. Al ser narrada por ellos, el pasado se vuelve fresco, lleno de sentimientos y nostalgia. Son nuestros mayores, aquellos en los que el tiempo ha dejado huella y que a su vez han dejado huella en el tiempo, los testimonios vivos de Almócita y su entorno, de sus parras, sus almendros y sus olivos, la solana y el plomo, el río y sus arenales. Un homenaje a la generación que con su experiencia y su sacrificio lograron un pueblo del que nos sentimos orgullosos, por lo que hemos querido recordar sus historias, los bailes en el almacén de Clotilde, el acordeón de Paca García, el “boli-troli”, el trinche, los roscos de vino, las rosas en el lebrillo, los baños en la balsa de las Espeñuelas, la faena de la uva y, como no, la procesión de San Blas. Los almociteños no han dudado en abrir sus puertas para crear un collage de imágenes entre el pasado y el presente, para que todo aquel que tenga la oportunidad de disfrutar esta exposición se sienta, por un instante, parte de Almócita”.









1 comentario: