Empezamos una semana de puente, con pocos días de taller y muchos de relax, así que seremos breves, pues en vacaciones hay que cambiar de actividad, hacer un break, incluso de los pinceles.
Me ha encantado este mural que la empresa Wallart realizó en el año 2010 por encargo del Ayuntamiento de Amorebieta (Bizkaya) sobre una tonta fachada de ladrillo, típica del extraradio de nuestras ciudades. Tiene una superficie de 180 m2 (18x10 m.). Me gusta la idea de una calle dentro de otra. Estamos paseando, levantamos la vista, y de repente nos trasportamos medio lustro atrás, a mediados del siglo pasado, que es la imagen que está reflejada en la pared. Si somos del barrio, y mayorcitos, podemos recordar aquel lugar por el que transitamos de niños, y al igual que un olor nos trae a la memoria tantos recuerdos especiales, aquella imagen nos acerca ruidos de la infancia y rostros queridos, que posiblemente marcharon ya.
No en balde el ideario de Wallart reza así:
“¿Como lo hacemos? Somos los únicos que enfocan el arte desde el punto de vista del espectador. Mientras que lo tradicional es que el artista busque dar salida a sus inquietudes, en Wallart damos la vuelta y hacemos arte que se comunique con el espectador, así hemos conseguido que todos nuestros trabajos tengan una relación positiva con los vecinos y vecinas del entorno.
Cada lugar tiene su cultura, sus inquietudes y necesidades y hay que tenerlo en cuenta a la hora de crear un mural que se identifique con la gente.”
Toda una declaración de principios. Ojalá que en el ensanche de Palma, lleno de fachadas absurdas como la de la foto, nacieran propuestas de este calibre.
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