viernes, 20 de diciembre de 2019

+ Un regalo gigante +


Es pura casualidad, pero basta que en el blog hable de algún tema para que acto seguido vea imágenes relacionadas con ese asunto. Y así me sucedió esta semana. Escribo algo sobre los tótems de Lauren Halsey, y al poco leo un artículo sobre las esculturas totémicas de Ugo Rondinone (ugorondinone.com). Y es una narración curiosa, porque resulta que fueron unas esculturas comisionadas por el Fondo de Producción de Arte (APF) y el Museo de Arte de Nevada, con un presupuesto de conjunto de 3,5 millones de dólares, y con fecha de caducidad. El trabajo se instaló en tres acres de terreno de propiedad federal, bajo la jurisdicción de la Oficina de Administración de Tierras de Estados Unidos (para ser exactos, se encuentra a 35° 50′ 18.19 ″ N 115° 16′ 15.304″ W). Y según las leyes de este organismo, se otorgó un permiso de ocupación de tres años. Así que “Seven Magic Mountains”, que es como se llama la instalación, debía desmontarse en el año 2018.

Esta escultura de tipo Land Art consta de 33 rocas de piedra caliza, cada una con un peso de 10 a 25 toneladas, dispuestas en siete torres de 30 a 35 pies de altura, aseguradas por una columna vertebral sólida. Cada piedra está pintada de un color brillante y fluorescente. Su autor, Ugo Rondinone, se inspiró en las “apachetas”, los montículos de piedra que los antiguos indígenas procedentes de América del Sur dejaban en los caminos como señal de prosperidad y buena fortuna.

Será por este grato augurio, por su aspecto de juego de construcción infantil, o por estar situado muy cerca de Las Vegas, el hecho es que el montaje ha tenido un éxito apabullante. Recibe más de 1000 visitas al día y se ha convertido en un destino en sí mismo, adorado por los usuarios de instagram, que se hacen fotos con estas piedras deslumbrantes en medio del desierto. Incluso la revista Vogue publicó un reportaje de moda con “Seven Magic Mountains” de fondo en 2017.

Rondinone nació en 1964 en Suiza, hijo de padres italianos. Acabó los estudios de la Hochschule für angewandte Kunst en Viena en 1990. En el 98 se mudó a la ciudad de Nueva York, y allí continúa viviendo y trabajando. Como no podía ser de otro modo, su instalación ha recibido un permiso de prórroga por parte del gobierno para que pueda ser visible hasta finales de 2021.

Estuve buscando un motivo que me sirviera como regalo de navidad para vosotros, que seguís este blog, y pensé que estas grandes rocas que se esfuerzan por mantener el tipo, pintadas con colores eléctricos y divertidos eran lo más adecuado. Porque mis deseos para estas fiestas son que os volváis un poco niños y, a pesar de tanta publicidad, miréis el mundo con mirada divertida e ingenua. Y para el año que viene os conjuro para que sigáis pintando y dibujando con la misma convicción y seguridad con que las columnas de Rondinone encaran el día a día, y así logréis sin problemas el proyecto anhelado, el trazo genuino, la pincelada maestra, el tono perfecto. Felices fiestas!






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