Hace pocas semanas descubrí que se puede pintar con plastilina. A estas alturas uno piensa que ya lo ha visto o imaginado todo, y cuántos chascos se lleva. La mente humana siempre encuentra formas diferentes de expresarse, y es esa capacidad la que nos permite atesorar años de vida sintiéndonos siempre jóvenes, porque seguimos abiertos a probar cosas nuevas.
Lo que más me sorprendió fue la precisión de los trabajos realizados con un material tan maleable. La experiencia que todos tenemos con la plastilina es la de conseguir piezas tridimensionales con gran rapidez, pero poca exactitud. Es un material blando y pastoso, fácilmente todo queda un poco redondo, engordado, fofo. Pero la obra de Jacinta Besa (jacintabesa.cl) es todo lo contrario, minuciosa, detallada, clara y pulcra.
Nacida en Chile en 1987, estudió Artes Visuales en la Pontificia Universidad Católica de este país y además de exponer su obra, enseña a través de plataformas digitales su manera de pintar. Besa afirma: “Mi trabajo surge de un diálogo entre el material y las ideas. Un material tradicionalmente asociado a las manualidades, a lo infantil, precario y desechable. Una sustancia conectada a la memoria colectiva. El proceso es lento y prolijo, corre a contrapelo del resultado inmediato, de la instantaneidad y de la ansiedad contemporánea.”
Ahí radica lo admirable de su creación. En cómo la supremacía de la mente puede llegar a dominar un material y llevarlo a un terreno insospechado, extrayendo un potencial oculto a fuerza de paciencia y talento. Realmente, el ingenio de nuestro pensamiento es imprevisible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario