viernes, 27 de octubre de 2017

+ Luces efímeras +

El pasado puente del 12 de octubre aproveché para visitar Ibiza, y tomar los últimos baños de mar en aquellas aguas tan transparentes. Coincidió que el Ayuntamiento había programado el “Ibiza Light Festival, Arte, Cultura & Tecnología”. Tiene lugar desde hace pocos años en estas fechas en el puerto y la marina de la capital. Diversos artistas visuales son invitados y proyectan sus trabajos sobre fachadas o realizan instalaciones luminosas en la calle. Lo cierto es que fue muy divertido, estimulante, variado. Desde proyecciones de videos de animación sobre muros desnudos, o la utilización de calles a oscuras para crear ambientes singulares, hasta la construcción de esculturas de luz.

El viaje lo realizamos un grupo de amigos, y entre ellos estaba Geir Meisingset, acuarelista noruego del que más de una vez os he hablado en este blog. Después de pasear animadamente viendo las distintas propuestas, Geir afirmó: “nada de esto es arte, sólo son efectos, puros efectos visuales, el arte es otra cosa”.

Seguramente los vinos que habíamos tomado al cenar en el restaurante San Juan le desataron la lengua, para enunciar una tesis de este calibre. A continuación surgió una animada polémica sobre el arte y su esencia, que no os transcribo porque las noches de Ibiza son largas y este blog breve… Sólo os recuerdo la revolución de Duschamp, según el cual arte es lo que el artista afirma que es tal. Pero para Geir es necesario algo más que eso, una cualidad transcendente, un mensaje que habla del ser humano desde dentro, algo que no es sólo un juego visual que busca el divertimento. Lo escribo para que cada uno pueda hacer su reflexión, pues no es cosa de poca sustancia. En fin, fue una discusión entrañable bajo una luna de octubre que quiere ser veraniega, porque Ibiza es verano, y en otoño, ya es otra cosa.











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