viernes, 6 de octubre de 2017

+ Madera y nieve +

Seguramente para huir de la canícula de agosto, marché al norte a ver a mi amigo Geir, a Noruega. Allí el paisaje es la obra de arte por excelencia, el museo al aire libre, especialmente cuando sale el sol (que no ocurre muy a menudo).

Pero también visité exposiciones de arte, entre ellas la de Lars Erik Karlsen (larseriklarsen.no). Nació en 1948 y ha vivido la mayor parte de su vida en las islas Lofoten, situadas por encima del Círculo Polar Ártico. Enamorado del paisaje que le envuelve, lo representa con colores intensos y enérgicos, como si mostrara el carácter íntimo de aquel ecosistema, su fuerza y poder. Para ello utiliza la técnica de la xilografía (grabado sobre madera) que ha ido perfeccionando con los años. Hay que pensar que cada color en una imagen de este tipo supone una plancha diferente, que ha tenido que ser vaciada con el buril para que se entinten sólo las superficies que no están rebajadas. Un trabajo complejo, laborioso y delicado, que Larssen ejecuta con la maestría de la experiencia. Además, el artista deja visible el rastro del buril en sus obras. Este efecto facilita, por un lado, el reconocimiento del procedimiento. Pero también le da un aspecto más vívido a la imagen, como si un suave movimiento balanceara las figuras. Su trabajo transmite la energía que se requiere para hacer frente al duro y largo invierno de noches eternas. Sus colores alegran el alma y hacen de puente hacia la anhelada primavera.










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