viernes, 4 de marzo de 2016

+ Rastros +

Utilizar la piel del cuerpo a modo de pincel, como herramienta para el artista, no es un concepto nuevo. En las primeras performances de mediados del siglo pasado ya se empleó la figura, embadurnada de pintura, como un medio para elaborar trazos y manchas sobre la tela. Además, en estos ejercicios creativos el artista era más bien un director de orquesta, pues él planeaba la coreografía de gestos y posiciones, que era ejecutado por modelos desnudos. Así, el autor era sólo pensador, observador, controlador.

En esta dinámica se mueve la obra que presento más abajo. A diferencia de las primeras performances, Casanova Sorolla (casanovasorolla.net) ha preparado la base, papel de acuarela, le ha dado vida, tono, sustancia, color. Pero el trabajo definitivo lo producirá otro. Igualmente llama la atención el refinamiento estético con que está realizado. Porque además de tener un soporte lleno de matices, el ejecutante no se mueve de forma azarosa por el espacio. En cambio, realiza una coreografía muy elaborada al ritmo de la música (“love song”). Su pies van desplazando el polvo y creando rastros de un movimiento bello, sublime, que fue. El resultado final es tan exquisito y delicado como el mismo proceso. Ver el video de la actuación es imprescindible para poder apreciar la obra en toda su complejidad. El cuadro para mí es un requiem; nos habla de álguien que nos abandonó, que ya se marchó. Queda sólo el rastro de su hacer, de su trajín, en forma de polvo, huella de polvo en un espacio sin fin:

http://www.casanovasorolla.net/#!conceptual-6-love-song/felvi









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