viernes, 25 de octubre de 2019

+ Estiu - Summer +


Cada vez es más habitual encontrar obras de pintores del grafiti en Galerías y Centros de Arte. Aquí mismo, en Palma, el artista Joan Aguiló ha expuesto en el Rialto Living de la calle Sant Feliu durante estas últimas semanas. Seguro que habréis visto alguna obra suya en las paredes de nuestra ciudad. Son trabajos donde la figura humana es protagonista, y muy a menudo también la infancia, como en la muestra del Rialto. Sus colores son suaves y amables, las imágenes nítidas y limpias. Los trabajos reflejan el instante congelado, el momento irrepetible, y también el placer de vivir.

“Estiu - summer”, como indica el catálogo que acompaña la muestra, es la suma de recuerdos de un chaval de la isla, como el que era él no hace mucho: …”Soy un chapuzón, un frigopié, abuelas, sifones, coco-lemon-beer y una partida al Mario Bros”…

Me gusta ver esta fluidez entre la calle y los recintos de arte. Porque da valor y dignifica lo que se hace fuera, y a la vez refresca y rejuvenece los espacios de a dentro, a menudo anquilosados en esos tics de postmodernidad. Aire fresco para las galerías. 







- Semana 6 - Alfonso


- Semana 6 - Bel


- Semana 6 - Emma


- Semana 6 - Gladys


- Semana 6 - Gloria M.


- Semana 6 - Greta


- Semana 6 - Inma


- Semana 6 - Isabel F.


- Semana 6 - Joan


- Semana 6 - Jovi


- Semana 6 - Julia


- Semana 6 - Magdalena


- Semana 6 - Maria Antònia


- Semana 6 - María Fernanda


- Semana 6 - María


- Semana 6 - María José


- Semana 6 - Marta


- Semana 6 - Miguel C.


- Semana 6 - Miguel S.


- Semana 6 - Rafa


viernes, 18 de octubre de 2019

+ Vicente versus Guerrero +


Soy un gran admirador de los collages de Esteban Vicente. Esas obras hechas de simples recortes de papel y lineas de carbón tienen una sensibilidad extraordinaria. No sólo por el juego de formas sino también por los colores, tan mesurados, naturales, cotidianos. De esa sencillez que cuesta tanto hacerla surgir. Y hete aquí que, este verano, caminando por el camino del Norte, encuentro en Oviedo una exposición que ponía en paralelo a este autor con su contemporáneo José Guerrero. A primera vista pueden parecer muy diferentes, pero tienen tantos puntos en común, que era extraño no haber realizado todavía una exposición con obras de los dos.

Estos dos pintores son los únicos españoles que formaron parte del Expresionismo Abstracto allí donde se estaba gestando, en Nueva York. Ambos estudiaron Bellas Artes en la facultad de San Fernando de Madrid. Ambos marcharon después a París y allí conocieron a las que fueron sus esposas, norteamericanas las dos, por lo que terminaron residiendo en ese país. Vivir en la Gran Manzana les permitió conocer a los pioneros de esta nueva corriente del arte: Pollock, Rothko, Motherwell… Abandonando sus inicios figurativos, acogieron esa forma de concebir la pintura y acabaron exponiendo en los circuitos del arte más reconocidos de la ciudad. Ambos volvieron a España en su vejez y poseen sendos museos que conservan importantes fondos de su obra, Guerrero en Granada, Vicente en Segovia.

Cuando te gusta un pintor, si conoces su trabajo y recorrido, al visitar una exposición suya es como encontrarte a un viejo amigo. Saboreas sus obras con otra perspectiva, como de reencuentro. Y sales de ella con electricidad en las manos, pues la inspiración siempre nos lleva al trabajo propio, donde nuestras amistades salen a relucir.









- Semana 5 - Bel



- Semana 5 - Carlota C.


- Semana 5 - Emma


- Semana 5 - Gloria B.


- Semana 5 - Gloria M.


- Semana 5 - Greta


- Semana 5 - Isabel D.


- Semana 5 - Isabel F.



- Semana 5 - Jovi


- Semana 5 - Julia


- Semana 5 - Maike


- Semana 5 - Mercè


- Semana 5 - Noemi


- Semana 5 - Pilar


- Semana 5 - Rafa


- Semana 5 - Alfonso


- Semana 5 - Ana


viernes, 11 de octubre de 2019

+ Tan reales que no lo son +


Hablábamos la semana pasada del artista anónimo que plasmó su pasión por los trampantojos en las paredes de un caserío abandonado, por el que crucé caminando este verano hacia Santiago. Es cierto, la pintura posee una magia cuando pretende ser real, que apasiona a muchos espectadores y a no menos artistas. De hecho, la búsqueda del realismo fue una tónica de la pintura occidental moderna, heredera de la griega y romana, hasta que llegó la cámara fotográfica. Entonces los pintores tuvieron que buscar nuevos derroteros, que desembocaron en el arte abstracto, y con él llegó la dictadura de la no figuración (cuando yo estudiaba en Madrid, todo lo que no fuera pintar abstracto era suspenso seguro).

Pero el street art sacó el gusto por la imagen reconocible de su ostracismo. Ya no es pecado pintar lo que vemos con detalle, los artistas lo hacen en muchas paredes y muros abandonados. Y alguno, como Sergio Odeith, ha llevado esta pasión por el realismo a extremos insospechados. Nacido en 1976 en Carcavelos, Portugal, desde joven fue amante del dibujo. Por eso se dedicó al tatuaje, y también hizo sus primeros pinitos con el street art en los años 90, cuando comenzó a difundirse por su país natal. Pronto su entusiasmo por el spray se fue modelando hacia imágenes con gran detalle de sombreado y perspectiva.

Más tarde se introdujo en el campo del “anamorfismo” (dibujo o pintura que está deformada de tal modo que recupera su imagen sin deformaciones al mirarla desde un determinado ángulo). Sus murales realizados en  muros de esquinas en ángulo recto le han proporcionado el reconocimiento internacional. Aunque la temática que plasma es muy variada, los insectos le resultan especialmente inspiradores. El hecho de que el realismo total lo adquiera una araña gigante, un escarabajo, una mariposa, hace que sus pinturas nos produzcan una sensación inquietante, incómoda y cómica a la vez. Es chocante pensar que la pintura anamórfica, la más real de todas, la que mejor engaña a nuestros ojos, en sus manos se convierta en irreal simplemente por el cambio en la proporción del objeto que está pintando.