viernes, 13 de enero de 2017

+ Música para empezar +

En enero los días son muy cortos y el frío aprieta, así que uno suele ir de refugio en refugio. Buscamos cobijo en cualquier sitio; desde un museo hasta un café, un restaurante, un teatro, un bar, un concierto. Y si el lugar combina varias posibilidades, mucho mejor. Una noche estuve en un café concierto, escuchando la suave voz de una chica que cantaba mientras sus dedos bailaban alegres sobre las teclas de un piano. Ya conocéis mi costumbre de tomar nota de todo lo que cuelga de las paredes, y en este local utilizaban como decoración pósters enmarcados. Pero no un popurri de pasquines diversos. Todos pertenecían al Festival Internacional de Jazz de Montreal. Este certamen se celebra anualmente durante el mes de julio en la ciudad de Montreal, Québec Canadá. Ostenta el récord Guiness como el festival en su género más importante del mundo. Cada año el festival presenta a 3.000 artistas provenientes de 30 países diferentes los cuales ofrecen más de 650 conciertos.

Con lo lejos que está Canadá, sólo había dos posibilidades. O el dueño del bar era de ese remoto país, o era un ferviente entusiasta del Jazz, que viajaba hasta geografías distantes para escuchar música. Sea como fuere, los carteles me cautivaron. Cada año la propuesta era completamente diversa de la anterior. Había algunos muy sencillos, puramente gráficos. Otros más exuberantes, pictóricos. Propuestas sobrias en el color junto a explosiones cromáticas. Unas programadas con el ordenador, otras nacidas de la segura mano de un artista. Apostar por tal diversidad era la verdadera esencia del Jazz, que permite que cada cual se exprese a su modo y compás. Tomé algunas instantáneas para que también vosotros podáis empezar el año inspirados por la música.










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