viernes, 23 de noviembre de 2018

+ Bocetos definitivos +


La otra noche estaba cenando en un chino con unos amigos y en la sobremesa salió el tema de la pintura y los pintores. Uno de los comensales me preguntó si yo hacía bocetos previos de los cuadros y si los guardaba. A él le resultaba muy chocante cuando iba a una exposición de un gran pintor clásico, ver los dibujos previos, que se habían conservado después de tantos años, o siglos. Y se preguntaba, ¿guardarán los artistas todos los papeles que bosquejan, todos los garabatos que hacen? Pues no. La verdad es que generalmente sólo soporta el paso del tiempo lo que es realmente valioso ¿Habrían llegado a nosotros esos dibujos de Rafael, Miguel Ángel o Picasso si fueran de baja calidad? Lo dudo. A menudo hacemos dibujos preparatorios de nuestros trabajos, pero la mayoría acaban destruidos porque han cumplido su función. Seguramente guardamos aquellos que consideramos que tienen alma, que surgieron con una gracia singular que nos inclinó a conservarlos en una carpeta, porque cuando los vemos de nuevo sentimos un placer o una satisfacción especial.

Laurie Steen, oriunda de Canadá, se licenció en diseño por la Universidad de Manitoba. Lleva más de veinte años exhibiendo sus dibujos alrededor del mundo. En el año 2015 fue elegida Académica del Royal West of England. Aunque su trabajo se centra en el paisaje, no lo hace con exclusividad, como podéis ver en los trabajos que adjunto más abajo. Lo que más me atrae de Steen es que da tanta importancia al boceto preparatorio, que éste se convierte por dignidad propia en una obra acabada. Utiliza todo tipo de materiales, que permiten trabajar sobre el papel, y ella misma afirma que cada vez más el entorno y la época del año la impulsan a utilizar un método u otro. Steen nos invita a apreciar el valor del dibujo, la necesidad de luchar la metáfora, la insinuación, de evitar la palabrería y la retórica en nuestro trabajo. Cada dibujo preparatorio entraña una obra maestra en potencia; qué prisa hay de coger los pinceles, el color no es la única forma de expresarse, aunque tal vez sea la más asequible. Recuerdo cuando trabajaba de diseñador gráfico, si algo funcionaba en blanco y negro (un logotipo, una portada, un anuncio), no había duda de que lo haría en color. Debemos llegar hasta el final de la experiencia gráfica, entonces la pictórica seguro que se dará por añadidura.










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