viernes, 24 de abril de 2020

+ Tinta, té, o café +

Sigo intentando animaros a que aprovechéis estas semanas en casa para dibujar. Porque sólo necesitamos un mínimo de material, no ensuciamos, se puede hacer en cualquier rincón… Todo esto ya lo conté la semana pasada, y la anterior. Y os puse ejemplos que iluminaran vuestro trabajo. Pero estos días estaba pensando que todas las imágenes que colgué eran figuraciones. Sarah Graham se inspiraba en el mundo vegetal, y los libros que traje a colación la semana anterior estaban llenos de pies, manos, rostros y telas ¿Qué pasa, que cuando uno dibuja no puede ser abstracto? Nada más lejos de la realidad.

Por eso hoy he querido invitar a una artista que también trabaja sobre papel, pero sin ninguna imagen física como punto de partida. Se trata de Lisa Weiss (lisaweiss.net). Ella misma afirma de su obra: “Mi trabajo explora la creación de marcas, patrones y gestos, el flujo de la conciencia y la reducción a lo esencial. Para mi, el proceso de creación artística refleja el de la vida misma. Me interesa cómo este proceso nos enseña a vivir sabiamente”. Un texto de contenido profundo y contundente. Es cierto que si emprendemos la búsqueda de lo esencial en nuestra creación, probablemente contagiemos esa perspectiva al resto de nuestras actividades vitales. Y sigue Weiss: “… La conexión entre el lugar, el proceso, los materiales, las formas y un estado de meditación es esencial. Me interesan las formas no objetivas, previas al etiquetado, imperfectas y en evolución”. Viendo su trabajo se comprenden perfectamente estas afirmaciones. Círculos, cuadrados, óvalos, acompañados de trazos continuos o en zig zag llenan sus papeles. Pero lo hacen de una forma elegante y misteriosa. El equilibrio sabiamente buscado es el fundamento de las composiciones. Y el uso del color de manera prudente crea una atmósfera acogedora y relajante.

Algunos podréis pensar que Weiss utiliza casi siempre acuarelas y tinta china para trabajar, y el que ahora no dispone de estas cosas en casa no puede salir a comprarlas a la tienda. Pero tenemos que ser más atrevidos. Hace años hice un taller de dibujo en el que teñíamos la superficie del papel con té y café para destruir ese blanco inmaculado que tanto miedo nos da, al inicio del trabajo. Es cierto que el café no posee un negro tan intenso como la tinta china, pero las limitaciones siempre son fuente de posibilidades si las afrontamos con ingenio. Eso sí, os recomiendo hacer por separado el trabajo en húmedo y en seco. Hay que dejar que el té o el café se evaporen antes de volver con el lápiz o el carbón sobre la superficie, de lo contrario probablemente rasgaremos el soporte. Quién sabe si los trazos realizados en un estado de meditación y búsqueda de lo esencial os hagan más llevadero este encierro, y en medio de las innumerables preocupaciones encontréis ese espacio de silencio tan necesario.











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