viernes, 26 de febrero de 2016

+ Rostros_4 +

Hemos visto cómo la cara puede servir de excusa para realizar un juego estético lleno de color y energía (Francoise Nielly). Y cómo plasmar el físico de un rostro con un detalle que supera incluso el potencial de nuestra retina (Mike Dargas). Además, el modo de sacar a la luz las ideas, los pensamientos, la vida interior de nuestra mente (Hiki-komorii). Y aun así, el ser humano va más allá del físico, del cuerpo y de la mente. Es cierto, entramos en el campo de la metafísica y aquí mil posturas son posibles ¿Existe el alma? ¿Qué queda de nosotros después de morir? ¿Qué sentido tiene la vida; luchar, disfrutar, envejecer, amar, perder?

Jordi Isern (jordiisern.net) nace en Barcelona en 1962. Es doctor en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona y, a parte de numerosos premios y reconocimientos, su currículum muestra una rica trayectoria internacional. Actualmente vive en St. Iscle d’Empordà, y no es este un detalle trivial. Pues la búsqueda de la soledad y el silencio permiten la reflexión que la obra de Isern persigue. Tal vez mejor que mis comentarios sobre su trabajo conviene que escuchéis al mismo autor, que en este video resume su trabajo de forma breve y diáfana: sugerir el infinito.

https://www.youtube.com/watch?v=tnt7Iq395_I

Sólo destacar algunos fragmentos de sus palabras: se define como un “realista abstracto”, seguramente porque pretende llegar a la esencia pictórica a través de la síntesis de los opuestos. Busca en sus trabajos el rapto estético que proyecta al espectador a un espacio insospechado. El hombre, para Isern, va en busca de respuestas. El paso del tiempo sobre el soporte pictórico crea un  “territorio de la memoria” que permite el surgir de estas respuestas. Por eso el proceso implica sorpresas, aventura y superposición del trabajo. El artista va al estudio para contactar con la conciencia superior que nos sobrepasa, con lo que es Real.

Sólo somos puertas por donde entra y sale el aire.










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