Hace un tiempo vi por la tele un documental sobre los vaqueros. Estos pantalones fueron inventados por Jacob Davis y Levi Strauss & Co. en 1871 y patentados por Davis y Levi Strauss el 20 de mayo de 1873. Originalmente diseñados para varones "cowboys" del viejo oeste americano y mineros, se hicieron habituales en la década de 1950 entre los adolescentes. Luego, en poco tiempo se popularizaron entre gentes de todas las edades y países. El reportaje afirmaba que uno de los motivos del éxito fulminante de esta prenda fue el color azul. Es cierto que actualmente puedes encontrar vaqueros en todos los colores, marrón, naranja, rojo, blanco… Pero el vaquero clásico es azul. De hecho es sorprendente la celebridad de esta prenda, pues en invierno no abriga, en verano da calor, el tejido es muy resistente y por ello un poco rígido, no excesivamente cómodo comparado con otros tipos de tela. Y sin embargo desde pequeños hemos vestido vaqueros. El azul del tejano fue un elemento crucial para su repentino éxito.
¿Qué tendrá este color que tanto nos agrada?¿Tal vez porque nos recuerda al cielo protector, o al mar que nos cautiva? No se puede negar la carga psicológica de los colores, y si no que se lo pregunten a los publicistas. Y el azul, qué agradable es el azul. Pacífico, acogedor, fresco, suave, libre, amigable, confiado. Desde la edad media es el pigmento por excelencia para envolver a la Virgen, como muestra de pureza e inocencia. Por eso no es extraño que miles de cosas que nos rodean se bañen en azul. Y que muchos artistas lo utilicen en su trabajo. Por ejemplo, las instantáneas de Jeff Stanford (www.instagram.com/jeffstanford1955). Aunque el autor emplea en sus fotos de bodegones muchos colores diferentes, está clara su predilección por esta tonalidad fría, que se repite en multitud de sus imágenes ¿Qué sentís vosotros al repasar toda esa naturaleza monocroma? No se por qué, yo vuelvo a ser un bebé.
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