viernes, 19 de junio de 2020

+ ¿Existe la casualidad? +

El pasado martes hablábamos animadamente en el taller sobre la etapa de reclusión, la evolución de la pandemia, el extraño verano que se avecina... Vaya, temas comunes en las conversaciones de ahora. Entonces Jovi cayó en la cuenta de que nuestra amiga Ángeles, compañera del taller, estaba dando la vuelta al mundo cuando nos aislamos en casa ¿Dónde estará ahora?¿Habrá hecho confinamiento?¿Alguien tiene noticias de ella? Lo último que sabíamos era que estaba en Australia, pero hacía tanto tiempo… Yo afirmé: “esta noche cuando acabe el taller le escribo un wasap y le pregunto cómo y dónde está”. Fácil de decir, difícil de cumplir. Cuando subí a casa me olvidé completamente del asunto.

El miércoles por la mañana, al levantarme de la cama, miré el móvil y me quedé estupefacto.

Ángeles había enviado un wasap a las 4,35 h. de la madrugada hora española (debía ser tiempo de irse a la cama en el otro lado del mundo) contestando a nuestras preguntas. Seguía en Australia. Había vivido en clausura, pero allí el encierro fue ligero, y podía pasear a diario por un entorno lleno de canguros. Ahora, terminada la cuarentena, estaba de nuevo en ruta.

¿Casualidad? ¿Transmisión de pensamiento? ¿Tan lejos? ¡Qué se yo!

También envió unas fotos del último museo que había visitado. Me escribía que eran tres cuadros que le llamaron la atención, sin ninguna conexión. Por eso ella hoy es la protagonista de este blog. Seguramente no se daba cuenta, pero nos hablaba del confinamiento con imágenes. La primera, un precioso interior victoriano, con su niña aburrida y su ventana con vistas. La segunda, otro interior, esta vez moderno, con sus mesas y aparadores, un objeto que asemeja un piano y una ventana. El tercero, un espacio cerrado en estilo aborigen, lleno de simbologías extrañas; el mundo que rodea al óvalo parece querer invadirlo, devorarlo, pero dentro el cosmos ordenado aparece protector. Ángeles, ¿las imágenes no tienen nada en común?

Ahora, por fin libres (ella y nosotros), le deseamos otra vez ¡buen viaje!






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