A menudo cuando queremos expresarnos artísticamente vamos
directamente a coger el lápiz o los pinceles sin caer en la cuenta de la
cantidad de posibilidades que hay en nuestro entorno. Hoy en día muchos
artistas están experimentando con nuevos materiales para dar forma a sus ideas.
El instrumento utilizado marca la impronta en el resultado a pesar de que la
creatividad del autor le de una nueva vida.
Me parece especialmente interesante el caso que os muestro
hoy pues no se abandona el pincel por puro snobismo de estar en la vanguardia,
sino para darle un plus de contenido a la obra. Se trata de un retrato de Steve
Jobs, fundador y alma máter de Apple hasta su reciente fallecimiento por un
cáncer en la plenitud de su carrera. La imagen está creada utilizando las
teclas de antiguos ordenadores Apple.
Reconocemos a Jobs a primera vista. Sin embargo la imagen se
ve hasta cierto punto borrosa. Parece que se está fundiendo, desapareciendo.
Está además velada por una rejilla de puntos blancos que al acercarnos
descubrimos como letras. Más bien se asemeja a un sutil sudario de texto
electrónico. El fundador de Apple se funde con su obra en una despedida forzada
pero asumida. Una sonrisa que transmite a la vez alegría y amargura acompaña a unos ojos que se están cerrando. La imagen nebulosa cobra más dramatismo al conocer el final del ilustre
informático. Ningún retrato a pincel tendría mayor contenido que el obtenido
con este plástico material.
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