viernes, 5 de abril de 2013

+ San Suu Kyi en flor


La primavera ya está entre nosotros. Ha subido la temperatura y a pesar de este insistente viento que nos alborota el pelo al salir a la calle, el campo se ha cubierto de flores. Según Eckhart Tolle las flores son en las plantas lo que la iluminación es en el ser humano. De repente una nueva dimensión completamente diferente y extraordinaria se hace presente en el ser. Es cierto que la finalidad de la flor es la reproducción de la planta. Sin embargo, son tan extraordinarias, que no podemos dejar de maravillarnos frente a tanta exhuberancia. Y los artistas nunca se han cansado de presentarlas a nuestros ojos de mil formas.

La creatividad no tiene límites. Siempre hay una nueva manera de expresarse aguardando a que una mente abierta sea capaz de imaginarla. Por ejemplo, el trabajo de la artista-arquitecta Hong Yi. Sus abuelos, originarios de Shangai, marcharon a Malasia durante la Revolución Cultural, donde nació ella. Después de graduarse en Australia empezó a trabajar en un bufete de arquitectos que la envió a su departamento en Shangai, ciudad que la enamoró, cerrando el círculo de peregrinaje que iniciaron sus antepasados.

Su trabajo se caracteriza por la originalidad en los medios. A ella le gusta decir que pinta sin pinceles. La obra que os presentamos hoy es un retrato que hizo de la Premio Nóbel de la Paz San Suu Kyi. Según relata su biografía, era una costumbre del padre de la dama ponerle de niña flores frescas en el pelo. Él murió asesinado junto a seis ministros birmanos en un atentado. Este detalle de las flores frescas inspiró a Hong Yi en la conceptualización del trabajo. Estuvo más de un mes investigando cómo reaccionan las flores frescas a la capilaridad de abonos tintados. Utilizó el rojo como recuerdo de la brutalidad de la muerte paterna. Después de un exhaustivo análisis de la longitud más adecuada de los tallos, el tipo de corte, la flor más conveniente, el tiempo de reacción, el nivel de colorante… Colocó una parrilla de 2000 flores blancas (3,5 x 3,5 metros) dentro de recipientes con la tintura. En tres días las flores metamorfosearon del blanco al tono adecuado, como podéis apreciar en la foto. La instalación pudo contemplarse durante cuatro días más, hasta que el calor tropical de Malasia arruinó el efecto.

Lo que más me gusta de la obra es el hecho de la transformación a rojo. En vez de utilizar flores de diferentes tonos para crear la imagen deja que sea la vida misma la que dé luz al retrato. Las flores están cortadas y separadas de su matriz, pero siguen transmitiendo su ser y evolucionan con el ambiente. Se contagian de lo que se alimentan. La metáfora de la biografía de la Premio Nóbel queda al descubierto: la sangre ha sido vertida pero la esperanza se nutre de ella y alumbra nueva vida.

Para ver otros trabajos de la autora podéis consultar su blog:

http://www.ohiseered.com/









No hay comentarios:

Publicar un comentario