viernes, 30 de octubre de 2015

+ Altars profans +

Actualmente y hasta el día 31 de diciembre se puede contemplar en el Centre de Cultura Sa Nostra la muestra “Toni Catany. Altars profans”, que recoge instantáneas del recientemente fallecido fotógrafo. La idea del altar nació en la infancia de Catany, cuando jugaba a imitar los fastos del ara de la Virgen en la parroquia de su pueblo natal, Llucmajor. Así, continuando con ese juego infantil, retrató sobre mesas engalanadas sus objetos más preciados para conformar la que fue su última exposición pública en vida, que tuvo lugar en la Box Galerie de Bruselas. Los bodegones exhibidos en Bélgica se convirtieron de este modo en el testamento del artista.

No hace mucho hablaba en este blog de las naturalezas muertas de Van der Hammen y para mí los altares de Catany comparten el mismo espíritu del pintor del siglo de oro. Para argumentarlo he elegido tres imágenes de la muestra, que contienen elementos naturales. Dos son vegetales en sus macetas y la tercera, unas flores en un vaso de cristal. Los tiestos contienen dos plantas grasas, que son lo más trivial que podemos encontrar en un jardín mediterráneo. De hecho, estas dos especies fotografiadas están en cualquier rincón de Mallorca, no hay terraza que no las acoja. Porque son de esas que viven solas, aguantan lo que les echen y reciben el sol de agosto sin inmutarse. No tienen ningún valor, su abundancia se debe a su vigor, no a su hermosura. Y las flores que ha recogido en la tercera instantánea son tan vulgares y rústicas que ni reparamos en ellas, son mala hierba, nada más.

No ha ido Catany a buscar rosas de aromas exquisitos ni orquídeas del paraíso. Ha recogido lo más habitual y cercano, sencillo, humilde. Pero su fotografía ha sido capaz de captar su belleza con una intensidad que ninguno de esos exotismos hubiera podido ofrecer. Volvemos así a la misma reflexión del otro día, ¿qué son los objetos sino un reflejo de nosotros mismos? La sabiduría de Catany es la esencia del "seny" de estas islas, que huye del lujo y la exclusividad, pues descubre el sentido de la vida en lo cotidiano, en lo más próximo, pero viéndolo con ojos de poeta.





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