viernes, 13 de mayo de 2016

+ Mayo +

Estamos en pleno mayo y rodeados de vitalidad por doquier. El campo exuberante, las terrazas de los bares también. Ya está de camino el calor aplastante que nos empujará hacia la orilla de la playa, pero mientras llega, dejamos que la brisa fresca y tibia nos acaricie el rostro. Y sacamos las camisas de colores alegres y los estampados. Los negros y ultramares del invierno empiezan su procesión hacia el fondo del armario. Los grises cenizos y los pardos lloran su querida pascua, que ha sido desbancada por la “joie de vivre” del mes de las flores.

¿Alguien mencionó los estampados? Los de Hope Gangloff (hopegangloff.com) son exquisitos. Ella nos cuenta que está tan enganchada a este tipo de tejidos que los colecciona de forma compulsiva. Posee metros y metros de telas coloreadas, y tal cantidad de ropa de esta guisa que no podrá ponérsela en su vida. Le encanta pintar gente de su familia, y también amigos, rodeados de un mar de lineas. O de patrones rítmicos con ese aire decorativo y preciosista que ya explotaron Klimt, Schiele y la Secesión de Viena. Los retratos de Gangloff son de trazo preciso, refinado dibujo que enmarca unos sutiles tonos de piel de suave claroscuro. Equilibra perfectamente los vacíos con los estampados para no apabullar a la vista. Observar sus cuadros es una fiesta que no empalaga. Sus figuras poseen un punto dinámico y a la vez reflexivo, con miradas inquisitivas y penetrantes. No se sabe bien si discurren sobre el sentido de la vida o sobre cuál es la blusa que combina mejor con el pantalón que se compraron ayer. Esas cuestiones triviales pero importantes son las que ahora nos ocupan la mente, y eso es bueno, porque estamos en mayo, con ropa nueva, y el drama de la semana santa con sus cruces ya quedó atrás.










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