viernes, 14 de octubre de 2016

+ Graffiti escurridizo +

Uno de los lugares que visité este verano es la región de los Highlands, en Escocia. Conocida sobre todo sus paisajes, con montañas milenarias, suaves y redondeadas por la erosión incansable de los elementos. El gris y el verde son el patrimonio de esta tierra en todos sus matices y mezclas. Territorio poco poblado, puedes recorrer kilómetros sin ver alma alguna. Uno de los lugares inevitables es la visita del lago Ness. Forma parte de una falla que recorre el norte de Escocia de mar a mar (el canal de Caledonia, navegable en todo su recorrido gracias a las múltiples esclusas). El lago Ness pertenece a una serie de lagos de Escocia que fueron formados por los glaciares durante las anteriores glaciaciones. Al volver del viaje, la pregunta más reiterada por mis amigos y conocidos era si había visto al “monstruo”.

Estando allí uno comprende la dificultad de ver el famoso reptil. Las aguas del lago son de un pardo oscuro casi negro. Eso es debido a la gran cantidad de turba que forma las cordilleras de la zona y que el agua arrastra en su ruta. Tan sombría es el agua, que a poco que metieras la mano en ella ya no la distinguías bien. A este factor hay que unir que el lago Ness es especialmente profundo, hasta 270 metros. Por eso, aunque no es el lago más grande de Escocia (tiene una longitud aproximada de 39 km), es el que contiene mayor volumen de agua. De hecho, contiene más agua dulce que todos los lagos de Inglaterra y Gales juntos.

Pero yo sí, yo vi al monstruo. No sucedió de sopetón, en una noche oscura, vagando a tientas por la ribera, guiado por la claridad de la luna. Fue a plena luz del día, y estaba pintado sobre el lateral de un carromato antiguo de madera, que yacía abandonado junto a la orilla. El tiempo y la lluvia lo habían deteriorado pero se distinguía con claridad. Gracias a su pátina envejecida se mimetizaba perfectamente  con el entorno. Enseguida pensé en vosotros y mi costumbre de documentar las obras de arte que hallo en mi camino, para poder contároslas. Tomé varias instantáneas.

Todo lo que tiene que ver con este lago es misterioso. Al revisar las fotos para poder escribir este relato… ¡Han desaparecido! Estoy desconcertado, pero no las encuentro. Llamé a un compañero de viaje que recordaba también le había hecho fotos. No las encuentra, se han esfumado. ¿Existe realmente este graffiti? No miento, yo lo he visto. Está sobre un carromato, junto a la orilla, envejecido… ¿o lo habré soñado todo?




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