viernes, 7 de octubre de 2016

+ Más paredes +

Unas cuantas imágenes más de propuestas que vi este verano y me llamaron la atención… Siempre dudamos sobre qué medidas utilizar en nuestros trabajos; el caballete del estudio tiene un límite y no es fácil lidiar con grandes tamaños. Cuando el bastidor hace más de un metro por cada lado no sólo cuesta amoldarse al taller, sino traerlo! ¿Y sin en vez de un metro por costado hiciera diez? ¿O veinte? ¡Qué burrada! Bueno, para muchos artistas callejeros eso es el pan nuestro de cada día. Imaginaos lo problemático que es plantear un trabajo de esas dimensiones y que salga proporcionado, pero querer es poder:

Esta casa no estaba en Galicia, pero está claro que les gusta el marisco.



Ahora el patchwork está de moda, y lo encontramos hasta en la ropa que llevamos ¿Y vistiendo una casa? Todo es posible.



A veces echamos de menos en nuestro barrio un lozano jardín o un rincón frondoso, y nos tenemos que conformar con los árboles que acompañan el borde de las aceras. Como esta foto es de una ciudad del norte, qué mejor que un buen invernadero para proteger tanto vergel.



Ese muro tiene los días contados, pues encierra las tripas de unas obras que por su curso pronto concluirán. Eso no es motivo para no llevar a cabo una intervención, efímera pero inteligente ¿Tal vez simboliza el ruido de las máquinas en forma de onda acústica?



Alguno pensará que como la pared del recinto anterior iba a desaparecer, quisieron hacer una intervención sencilla. Craso error. Aquí presento el muro del otro lado, con el mismo futuro que el primero. Pintar es tan placentero como hacer pompas de jabón. Al fin y al cabo todo es efímero.



Por último la fachada de un museo de Arte Contemporáneo que no pude visitar porque era lunes, y estaba cerrado. Una instalación de algún artista comprometido había forrado todo el perímetro con sacos de café. Un vestido humilde para un personaje tan distinguido.


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