jueves, 25 de octubre de 2018

+ Flores sumergidas +


Muchas veces hemos hablado ya de la dificultad que tiene el arte moderno con las flores. Algunos artistas como Georgia O'Keeffe las han tomado como motivo principal de su trabajo y han sabido superar los prejuicios ante un tema tan preciosista, mediante un enfoque radical. En el fondo, la flor es un tipo de naturaleza muerta, pero qué difícil actualizar los bodegones a la mentalidad moderna y abandonar esa sensación de decadencia. Hablábamos el año pasado de las instantáneas de flores de Tony Catany. Hoy nos acompaña una fotógrafa que ha sabido sacar partido de esta maravilla del mundo vegetal. Los primeros trabajos de Pilar Pequeño se remontan a 1981 y desde ellos la observación del entorno natural define su obra. Una especie de botánica sutil, donde rescata la belleza y anula el paso del tiempo.

De su rica obra he elegido instantáneas de plantas sumergidas en el agua. Este elemento simbólico carga de contenido el motivo. El agua es fuente de vida y pureza por un lado, pero por otro es también la encarnación del caos. Las naturalezas de Pequeño nos traen a la memoria los icebergs, que a la deriva navegan con su cabeza asomando sobre la superficie, pero aquí además nos muestran sus secretos, escondidos bajo el líquido. La delicadeza de las superficies convierte sus flores casi en comestibles. La retina puede tocar esos pétalos igual como los acariciarían nuestros dedos. Y los fondos oscuros permiten a la planta expresar toda su gama infinita de tonos sin tener que hacer uso de la estridencia en el color. Todo un regalo para los ojos.











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