viernes, 29 de marzo de 2019

+ Música para los ojos +


Nuestro cerebro disfruta de lo que está vivo, cuanto más vivo más placer. El color es señal de vida, como la juventud, por eso nos encantan las flores recién cortadas, y los rótulos publicitarios en la noche de Hong Kong o Nueva York son una fiesta para los ojos. Igualmente, todo lo que está vivo se agita. De hecho, dicen los científicos que fue el movimiento lo que acabó provocando el nacimiento de la materia gris en los seres animados. La necesidad de controlar las extremidades y la dirección del movimiento en las primeras criaturas minúsculas provocó el milagro de las neuronas. Moverse es vida, y a nuestra cabeza le gusta observarlo; quedarse quietos es el pasaporte hacia el hoyo (aunque también es el principio de la meditación, que observa el devenir de la mente misma desde la quietud, pero eso es otra historia).

La fotografía de Martín Klimas (www.martin-klimas.de) aúna los elementos que más le gustan a nuestra mente, color y movimiento, así que son vida en estado puro. Pero lo más interesante es la forma como las ha obtenido. Encima de unos altavoces de gran potencia sitúa una plancha flexible y sobre ella pintura líquida de matices intensos. Al poner en marcha los altavoces, la pintura sale despedida en todas direcciones creando formas caprichosas y divertidas. Cada música provoca un efecto concreto. Una cámara de alta velocidad inmortaliza el momento. Afincado en Dusseldorf, las obras de Klimas han viajado desde Berlín a Nueva York, desde Milán a Shangai. Los músicos que le gusta utilizar tienen composiciones percusivas y vibrantes, como Karlheinz Stockhausen, Miles Davis o Kraftwerk. Podemos imaginar el sonido del tambor o la trompeta al ver cada fotografía. Seguramente la música elegida inspire a Klimas la preferencia por unos colores. Parece absurdo, pero sus obras son música para los ojos.

Aquí os dejo un video donde podéis ver el proceso:

https://vimeo.com/90840430










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