viernes, 24 de enero de 2020

+ Niños de tinta china +


La semana pasada ilustrábamos el blog con un artista de China, rabiosamente actual. Bien es cierto que todo lo que se hace ahora debería llamarse actual, pero la utilización de medios pictóricos ancestrales parece retrotraernos a edades pretéritas y antiguas. Y si estos métodos han soportado pacientemente el paso de los años y siguen utilizándose será porque permiten la expresión genuina del alma del artista, por eso no pasan de moda. Así que hoy continuamos hablando de China, sí, pero de tinta china.

En las obras de Zhang Guang la naturaleza se muestra en pura armonía, y la humanidad aparece en su infancia desnuda. Tal vez es la reivindicación de ese tiempo en que fuimos inocentes y la bondad era algo esencial del universo. Cuando hombre y animal convivían naturalmente hermanados, como en el primer Edén. Y la relación entre los sexos sólo podía ser sincera y espontánea.

Guang puede crear estos ambientes tan ingenuos y apacibles gracias a su gran conocimiento de la anatomía animal y a la destreza en modular la mancha y la línea con tinta, para que todo transcurra suave y dulcemente. Mirando sus ambientes monzónicos uno desearía ser niño de nuevo, pero sobretodo el niño de sus pinturas, despreocupado de cualquier amenaza, porque el gran buey todopoderoso vela por el futuro.










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