viernes, 7 de septiembre de 2012

+ El dibujo como medicina


Ya estamos en la semana primera! Y como es lógico después de dos meses de calor y playa, con mucho óxido en las manos. No encajamos bien, el lápiz se nos escurre y la paleta sólo mezcla colores sucios. ¿¡Pero qué es esto!?

La mejor medicina para este mal es el dibujo. No busquemos grandes proyectos. No emprendamos obras maestras. Dejemos que la humildad del papel nos haga recuperar nuestras facultades perdidas. Si el blanco del soporte nos asusta, podemos utilizar uno tintado con ocres suaves o rayado para la escritura. Si tiene un poco de grosor podemos crear algunas manchas con té y dejarlas secar antes de iniciar el trabajo, añadiendo así un poco de azar a la creación.

Al dibujar podemos optar entre dos posibilidades encontradas. Por un lado está la postura que llamaré descriptiva. Es una actitud tan respetable como la otra. Esta forma de trabajar tiene que ver con la visión de un niño, que atiende a detalles sin preocuparse de la visión de conjunto. Si optamos por esta actitud no podemos escatimar pormenores, pues en la descripción ingenua está su mayor baza. Hay que fijarse en las ventanas de las casas y en sus persianas y en los pestillos de sus persianas. El resultado es a la vez abigarrado y familiar.

Por otro lado está la actitud sintética del adulto. Elige un aspecto de la realidad y obvia los demás. En este caso menos es más. Evitaremos explayarnos en lo que vemos. Más bien buscaremos su esencia, o la parte de la realidad que más nos cautive. Nunca contaremos todo, sino que jugaremos a velar y esconder, para generar una intriga creativa en el observador. No quiero decir con ello que el trabajo siempre sea muy breve, sino que hay que aprender a construir y destruir. A medida que se trabaja, todo aquello que compite con nuestra idea principal es eliminado. Aparece para dejar sólo su sombra, su rastro. Y aprendemos a tener mesura y concisión.

Para mostrar estas actitudes he elegido varios dibujos de Bonnard y Morandi. El primero ejemplificaría la actitud descriptiva. El segundo la sintética. Ambos están llenos de vida, pero las sensaciones que transmiten son muy diferentes. Espero que os inspiren y animen a coger el bloc, el lápiz y empezar de nuevo.









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