En Lisboa hay un movimiento de arte urbano muy activo. Lo
vimos hace 15 días al hablar del artista apodado “Vhils”, oriundo de esta
ciudad. Anteriormente habíamos publicado unos graffitis de animales salvajes
sobre edificios de la capital portuguesa fotografiados por la artista Joana
Beltrán. De hecho, es el mismo Ayuntamiento que se encarga de promocionarlo. En
el año 2008 creó la entidad “Galería de Arte Urbano” GAU, que en su ideario
afirma:
“Conviviendo con el patrimonio artístico y cultural, que
importa sobremanera salvaguardar en cuanto trazo identitario de las
generaciones futuras, cabe confirmar el graffiti y el street art como registros creativos que pueden habitar armoniosamente
en la esfera pública. Ello implica llevar al espacio y tiempo públicos,
dimensiones que son de todos y de nadie, un conjunto de creadores siempre
relegados a las condiciones de ilegalidad o marginalidad en relación con el
sistema actual“.
Al principio la municipalidad se limitaba a ceder muros de
espacios públicos para que diversos artistas de la calle seleccionados por la
Galería actuaran sobre ellos. La propuesta tuvo tanta aceptación que se
ampliaron las miras. Sus resultados no tardaron en llegar y hasta la editorial
Taschen, especializada en el arte y sus manifestaciones, ha publicado un libro
con imágenes de los proyectos llevados a cabo por la GAU.
Lo que os mostramos hoy nació bajo el lema “Reciclar o
olhar”, en español “Reciclar la mirada”. Es una actuación sobre 90 contenedores
de vidrio de la ciudad realizados por un número equivalente de artistas. La
idea me parece muy sugerente: en vez de utilizar un soporte plano ahora la base
es esférica, con la complejidad que ello implica. La obra se ve de forma
progresiva a medida que se circunvala el contenedor y nunca puede apreciarse en
su totalidad más que como una imagen mental. Por otra parte se rompe la
monotonía de lo prefabricado que es pauta de la sociedad moderna. Viajas a
Londres o Berlín y encuentras las mismas tiendas de ropa, coincidentes cadenas
de comida rápida, semejante mobiliario urbano, iguales películas en cartelera.
Los contenedores de Lisboa sorprenden a cualquier viandante. Su búsqueda se
convierte en un juego. Personajes de cuento asoman entre los coches, signos
gráficos, mensajes de camiseta, ilustraciones poéticas, todo cabe en la piel de
un contenedor de cristal.
La propuesta tuvo tanto éxito que la GAU organizó un
concurso por internet para que el público pudiera votar los 3 que más gustaban
y posteriormente exponerlos juntos. Podéis verlos y elegir vuestros tres
favoritos en el siguiente enlace:
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