viernes, 20 de septiembre de 2013

+ Sonidos de piedra y hierro

Hablábamos hace poco de una exposición de Amparo Sard en la iglesia del convento de Sant Domingo, en Pollença. El templo se halla frente a un gran parque público llamado de Joan March. La vegetación es mediterránea, muy cuidada. Allí, hasta el 30 de septiembre podemos disfrutar de una selección de obras del escultor Pedro Flores. Nacido en Jaén en 1961 ha vivido toda su vida en Son Servera y es uno de los principales exponentes de esta disciplina en la isla.

Las piezas son instrumentos musicales, vistos bajo el personal prisma de Flores. El hierro y la piedra se abrazan con cariño, con naturalidad, como si en su esencia estuviera quererse. La piedra siempre ha fascinado al hombre, que la ha idolatrado y adorado. Su poder parece vencer el paso del tiempo, tiene alma de eternidad. El hierro en cambio es sinónimo de humano. El fuego lo doma, venciendo su rigidez, lo vuelve maleable y dúctil. La mano lo doblega y transforma en formas infinitas. El escultor ha creado estos objetos sonoros buscando la esencia de las piezas, con cariño y humor a la vez. Los detalles están modelados para traernos a la memoria los sonidos que evocan. La rotundidad del objeto contrasta con la intangibilidad de la música que expresa.

Todas esas cosas pensaba mientras contemplaba los instrumentos de Flores, sus sólidas cajas de resonancia, sus hilos montados sobre las retorcidas bigas metálicas. Entonces aparecieron unos niños que jugaban por el parque. Empezaron a tañer el arpa subidos al pétreo pedestal. Luego el piano hizo sus delicias. La música no sonaba en nuestros oídos, pero sí en la mente. Melodías de risas y felicidad. Alegría de infancia, en que las cosas están para ser probadas, acariciadas, jugadas. Me sentí adulto, muy adulto. Incapaz de tañer un instrumento de piedra y hierro porque no suena de verdad. Ojalá volviera esa inocencia a nuestra mente. Y bromeásemos con la vida. Y nos divirtiéramos con lo que nos encontramos. Sin intelectualizar, sin clasificar, sin ordenar ni gramaticalizar. Libres de lo que piensen otros, todo sería sencillo y divertido como hacer sonar un instrumento de piedra.







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