viernes, 16 de marzo de 2018

+ Cables con arte +


Habitualmente en el estudio todos trabajamos con pinceles para aplicar el color. El pincel es el instrumento por antonomasia del pintor y como se oye en la lengua coloquial, un pintor de brocha gorda se refiere al que hace los muros de la casa y uno de brocha fina es el que viene a un taller como el nuestro.

Sin embargo, hay muchas más posibilidades que permiten crear contornos de color, como bien sabe Charis Tsevis. Este artista griego emplea múltiples elementos para realizar sus trabajos: papeles, pegatinas, sellos,… e incluso cables eléctricos. Con este material tan del siglo XXI están realizados los cuadros que vemos más abajo. Sorprende que un elemento tan difícil de modelar consiga un efecto tan realista. La maña de Tsevis es grande (www.tsevis.com), y aunque vive y trabaja en Chipre, sus proyectos sirven a grandes multinacionales como Nike, Ferrari, Pepsi o Ikea. Se diplomó en Diseño Gráfico en Munich y posteriormente obtuvo un master en Diseño Visual en Milán. Compagina sus trabajos como artista y diseñador con la docencia. Especializado en Tipografía, da clases en Atenas y conferencias en múltiples simposios como el TED o el “Adobe D-Day”; además ha escrito libros sobre estética y computación.

Con este largo currículum que mezcla arte y mundo digital no es extraño que bullan estas imágenes en su cabeza. La elección de los colores de los cables es uno de los secretos de las obras. En el mercado podemos encontrar cables de todo tipo, con múltiples tonos y matices. Saber elegir el hilo adecuado para simular el volumen del pantalón o el degradado del rostro permite convertir estas marañas de lineas en algo muy veraz. El final desgarbado, con las entradas de los dispositivos a la vista, ayuda a desvelar el truco, que gracias a su pericia no es evidente si no vemos los enchufes. Pura tecnología al servicio de la estética. 










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