viernes, 29 de noviembre de 2013

+ Mujer en la bañera (II) +

La semana pasada hablábamos de como los mismos temas se repiten generación tras generación, pues las inquietudes profundas del hombre no cambian con el paso de los años: la justicia, el amor, la infancia, el sexo y el placer, el mal, los prejuicios, el lujo y el poder, la ignorancia, la pobreza, la vejez y la muerte… Todas estas situaciones vitales y muchas otras se reflejan en el arte, ya sea figurativo o abstracto. Decíamos que Bonnard muestra la mujer de una forma nueva. Sigue hablando de sexo y placer y sensualidad y deseo, pero con otro tono. Es un voyeur educado. Nos introduce en un ambiente íntimo, cotidiano y contemporáneo: nuestro moderno cuarto de baño. Y no creamos que necesita toda la lujuria de color que mostraban los cuadros para contar las cosas de un nuevo modo. Es el enfoque el que ha cambiado y se percibe aún en el más sencillo dibujo.

La imagen que os adjunto más abajo es una pequeña joya. Uno de los cientos de dibujos que podemos encontrar en los cuadernos de Bonnard. Era un dibujante compulsivo y llenó de grafito hojas y más hojas con sus bocetos rápidos, sueltos y espontáneos. Cuando uno trabaja de este modo siempre hay resultados afortunados y otros menos. El de aquí es deliciosamente hermoso. Mesura sabiamente los espacios vacíos para crear ambiente. La composición tan original describe a la perfección el momento: los volúmenes horizontales llenan el espacio y dan idea de tranquilidad, paz y relajación pero las lineas son ligeramente inclinadas para no caer en la monotonía, hay vida en el instante. El trazo está valorado con genialidad. En la cara y los pies sube la intensidad. Luego están marcados los bordes del cuerpo y en un tono muy inferior una trama suave habla de la transparencia del agua que cubre la piel. Los pies desdibujados parecen jugar con el líquido. Unas tenues líneas en la parte superior sugieren el resto de la habitación envuelta en vapor de agua.

Ella disfruta de un momento de merecido relax y no es consciente de que la estamos observando. Su mente vuela a lugares desconocidos mientras sus pechos sobresalen del agua de forma sensual. Sirena cotidiana, no vamos a turbar su ensueño.




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