El otro día me contaba Amalia que en su viaje a Valencia
había visitado en el Centro Cultural la Nau la exposición del ilustrador “El
Roto” titulada "Un viaje de mil demonios". Me habló de cómo le había inspirado su trabajo en tinta y de las ganas
de trabajar que le habían entrado viendo sus obras. Me picó la curiosidad y
como no voy a coger de momento el avión a la capital del Turia, busqué las
imágenes por Internet.
Andrés Rábago (Madrid, 1947) bajo el seudónimo de “el Roto”
y “Ops” es colaborador en numerosas revistas de análisis político, satíricas,
cómics, y en prensa escrita. También es autor de más de una veintena de libros,
escenógrafo e incluso ha trabajado en películas de animación. Además es pintor
(firma como Rábago) con una línea muy personal que bebe del surrealismo al
estilo de Magritte.
Siempre os hablo de lo importante que es contar cosas. No
trabajamos como quién hace punto delante de la televisión. Dibujar o pintar no
debe convertirse en algo mecánico o repetitivo y para que no sea así es
necesario tener algo que comunicar. “El Roto” es un autodidacta pero tiene
mucho que decir. Utiliza los instrumentos visuales para enfatizar su mensaje
con tanta maestría que sus viñetas son admirables en su sencillez. Mirando sus
trabajos no pude sustraerme a la tentación de analizar unas pocas para vosotros
y desvelar esos juegos sutiles que deberíais buscar en cada trabajo:
1.- Profundidad: En la primera viñeta el personaje está
junto a nosotros pero los edificios se ven a lo lejos. Por una parte le corta
las piernas a la figura para acercarla, pero sobre todo es el tratamiento lo
que la hace venir. Está llena de tramas, líneas y detalles mientras que los
bloques del fondo son unas pocas marcas sobre el blanco ¡Cuanto más cerca más
detalle! Y qué bonita trama, no es pesada ni confusa sino limpia y clara, cómo
huye de lo arbitrario.
2.- Contraste: Lo que a todos nos atrae es la vida. La
juventud es bella porque está llena de vida. Las flores son hermosas porque sus
vivos colores sugieren vida. En la pintura la vida se consigue con la tensión
pues sólo lo que posee energía crear movimiento. Podemos conseguirla con la
composición o con los colores. Rábago aquí sólo utiliza blanco y negro pero con
cuánta sabiduría. De hecho el contraste nos cuenta el mensaje: un personaje es
sólo línea pura, el otro sólo mancha negra. El negro pelo del indio lo une al
conquistador, cuyas manos y cara en trazo hacen el juego a la inversa. La
diferencia de tratamiento habla de la diferencia de culturas y de origen. Para
enfatizar la distancia el ilustrador incorpora una lanza puntiaguda a modo de
frontera.
3.- Composición: Seguimos hablando de vida, pues la vida es
lo que nos mueve (os acordáis de cómo limpiaba el Ayuntamiento de Sao Paulo los
cráneos de Alexandre: la muerte liquida nuestro bien más preciado). El
contraste es vida y al componer creamos tensiones que atraen al ojo. Las
diagonales son muy importantes (aquí la flecha y los miembros). También hay
contraste de volúmenes. Por último el hecho de cortar de un tajo al jinete y al
caballo es un atrevimiento sorprendente. La composición está llena de vida pero
nos habla de muerte. Las víctimas tienen cabeza pero han sido desposeídas del
cuerpo. El verdugo no tiene cabeza, sólo armas y envergadura.
4.- Originalidad: Por último señalar que nunca hay reglas
definitivas. Saber encontrar el detalle inesperado es crucial y a menudo
aparece por casualidad, si tenemos la mente abierta. En la última viñeta el
caballo es mitad blanco y mitad negro. Posiblemente no fue una idea
premeditada. Seguramente dibujó el equino con líneas y empezó a oscurecer el
lomo del animal. Al llegar a la pierna del jinete exclamó: “¡Ostras!” y se detuvo. Medio animal de cada color creaba una tensión excelente que no debía
desperdiciarse. Continuó el resto resaltando sólo los trazos del animal.
Además suprimió el detalle de las bridas. Con el círculo insertado en la boca
ya se entendía que estaban. No hay que sobrecargar con anécdotas innecesarias,
menos es más.
Ops nos ofrece cuatro pautas para llevar nuestros trabajos a
buen puerto: profundidad, contraste, composición, originalidad. Alguna de ellas
debe estar presente en nuestra obra.
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