viernes, 1 de noviembre de 2013

+ Un viaje de mil demonios +

El otro día me contaba Amalia que en su viaje a Valencia había visitado en el Centro Cultural la Nau la exposición del ilustrador “El Roto” titulada "Un viaje de mil demonios". Me habló de cómo le había inspirado su trabajo en tinta y de las ganas de trabajar que le habían entrado viendo sus obras. Me picó la curiosidad y como no voy a coger de momento el avión a la capital del Turia, busqué las imágenes por Internet.

Andrés Rábago (Madrid, 1947) bajo el seudónimo de “el Roto” y “Ops” es colaborador en numerosas revistas de análisis político, satíricas, cómics, y en prensa escrita. También es autor de más de una veintena de libros, escenógrafo e incluso ha trabajado en películas de animación. Además es pintor (firma como Rábago) con una línea muy personal que bebe del surrealismo al estilo de Magritte.

Siempre os hablo de lo importante que es contar cosas. No trabajamos como quién hace punto delante de la televisión. Dibujar o pintar no debe convertirse en algo mecánico o repetitivo y para que no sea así es necesario tener algo que comunicar. “El Roto” es un autodidacta pero tiene mucho que decir. Utiliza los instrumentos visuales para enfatizar su mensaje con tanta maestría que sus viñetas son admirables en su sencillez. Mirando sus trabajos no pude sustraerme a la tentación de analizar unas pocas para vosotros y desvelar esos juegos sutiles que deberíais buscar en cada trabajo:

1.- Profundidad: En la primera viñeta el personaje está junto a nosotros pero los edificios se ven a lo lejos. Por una parte le corta las piernas a la figura para acercarla, pero sobre todo es el tratamiento lo que la hace venir. Está llena de tramas, líneas y detalles mientras que los bloques del fondo son unas pocas marcas sobre el blanco ¡Cuanto más cerca más detalle! Y qué bonita trama, no es pesada ni confusa sino limpia y clara, cómo huye de lo arbitrario.

2.- Contraste: Lo que a todos nos atrae es la vida. La juventud es bella porque está llena de vida. Las flores son hermosas porque sus vivos colores sugieren vida. En la pintura la vida se consigue con la tensión pues sólo lo que posee energía crear movimiento. Podemos conseguirla con la composición o con los colores. Rábago aquí sólo utiliza blanco y negro pero con cuánta sabiduría. De hecho el contraste nos cuenta el mensaje: un personaje es sólo línea pura, el otro sólo mancha negra. El negro pelo del indio lo une al conquistador, cuyas manos y cara en trazo hacen el juego a la inversa. La diferencia de tratamiento habla de la diferencia de culturas y de origen. Para enfatizar la distancia el ilustrador incorpora una lanza puntiaguda a modo de frontera.

3.- Composición: Seguimos hablando de vida, pues la vida es lo que nos mueve (os acordáis de cómo limpiaba el Ayuntamiento de Sao Paulo los cráneos de Alexandre: la muerte liquida nuestro bien más preciado). El contraste es vida y al componer creamos tensiones que atraen al ojo. Las diagonales son muy importantes (aquí la flecha y los miembros). También hay contraste de volúmenes. Por último el hecho de cortar de un tajo al jinete y al caballo es un atrevimiento sorprendente. La composición está llena de vida pero nos habla de muerte. Las víctimas tienen cabeza pero han sido desposeídas del cuerpo. El verdugo no tiene cabeza, sólo armas y envergadura.

4.- Originalidad: Por último señalar que nunca hay reglas definitivas. Saber encontrar el detalle inesperado es crucial y a menudo aparece por casualidad, si tenemos la mente abierta. En la última viñeta el caballo es mitad blanco y mitad negro. Posiblemente no fue una idea premeditada. Seguramente dibujó el equino con líneas y empezó a oscurecer el lomo del animal. Al llegar a la pierna del jinete exclamó: “¡Ostras!” y se detuvo. Medio animal de cada color creaba una tensión excelente que no debía desperdiciarse. Continuó el resto resaltando sólo los trazos del animal. Además suprimió el detalle de las bridas. Con el círculo insertado en la boca ya se entendía que estaban. No hay que sobrecargar con anécdotas innecesarias, menos es más.

Ops nos ofrece cuatro pautas para llevar nuestros trabajos a buen puerto: profundidad, contraste, composición, originalidad. Alguna de ellas debe estar presente en nuestra obra.






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